domingo, 5 de abril de 2020

No nos quiten la risa

¿Es irreverente salir a la ventana a tomarse un aperitivo haciendo unas risas y brindando con los vecinos de enfrente? Es la pregunta que un oyente planteaba esta mañana en una sección del programa A vivir que son dos días porque algún  vecino recriminó el gesto aduciendo que estamos en tiempos de duelo. El psicólogo del programa refutaba esta recriminación. Estamos en tiempos de duelo, sin duda, pero tenemos derecho a la risa y al esparcimiento, venía a decir este profesional.

Las noticias nos desgarran el corazón cada día. Las cifras de fallecidos por el maldito virus no han parado de crecer. Las imágenes de las morgues improvisadas en espacios deportivos, las declaraciones de nietos e hijos que no han podido acompañar a sus mayores en los últimos momentos, las comunicaciones con amigos que han perdido a un ser querido en esta batalla nos afligen, nos llenan de tristeza, nos desalientan,  enturbian la cotidianeidad extraña en la que andamos inmersos desde hace ya tres semanas.

También está lo nuestro, lo que cada uno de nosotros padecemos a diario en carne propia: la preocupación por los familiares de edad que aguantan la pandemia en sus domicilios, la congoja que nos causa no poder visitarlos ni consolarlos, la añoranza de los hijos alejados, la inquietud por quienes están en otros lugares del planeta machacados por la pandemia.

También nos duele enterarnos de jóvenes que han perdido su trabajo, que era temporal o en prácticas, pero era una vía medianamente segura hacia su futuro, de adultos que han perdido el suyo a una edad en la que el paro amenaza con ser ilimitado. Nos asusta lo que vendrá cuando se acabe el confinamiento.

Sí, estamos en tiempo de duelo y desesperanza, pero ¿quién pretende que nos pasemos el día entero llorando? ¿Quién condena la risa, la broma o las charlas con los vecinos a través de la ventana? Cuando vamos a un velatorio, después de abrazar y llorar con los familiares ¿no comentamos con ellos cosas ajenas a la enfermedad y la defunción e, incluso, nos permitimos echarnos unas risas con ellos?

A mí me parece que es terapéutico reír, bromear, tomarse el aperitivo en la ventana, brindar con los vecinos, saludarles, cantar una canción con ellos, disfrutar del sol si tenemos la suerte de vivir en un piso exterior… Que no estemos toda la jornada de encierro lamentándonos por los fallecidos y los enfermos, por los parados, por los que están solos, no quita que nos duela el alma por todos los que están sufriendo.
¡Desde luego que no!









Gracias Xavier Grey por cantar para los desconocidos desde tu balcón.

1 comentario:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Sigamos riendo para celebrar la vida.