Bulo: Noticia falsa propalada con algún fin, según la Real Academia de la Lengua.
Bulo: trola, mentira, embuste, camelo, engaño, bola, chisme, cuento, paparrucha, filfa, infundio, patraña, según el diccionario de sinónimos de wordreference.
La cosecha de bulos, que nunca ha sido escasa y menos en el siglo de la difusión inmediata de los mensajes a través de las redes, parece haber crecido desmesuradamente en estos tiempos de confinamiento. Aprovechándose de la situación, de que estamos más enganchados que nunca a nuestros dispositivos, buscando información y, sobre todo, contactando con los amigos y familiares a quien no podemos ver en persona, los propaladores habituales no paran de sembrar bulos que, con la ayuda de sus leales, crecen, se expanden, vuelan y envenenan a quienes se los tragan y a quienes se atragantan con ellos.
Uno de los últimos difundidos es que el gobierno (supongo que el central, ¿o también los regionales y municipales de signo distinto a los propaladores ?) nos vigila a través de whatsapp para neutralizar los mensajes de sus detractores. El gran hermano en nuestro móvil, herramienta tan importante ahora para trabajar, para saber de nuestra gente, para colaborar en un proyecto del barrio, para recibir las tareas de los escolares...
Hay quienes dicen que de esta crisis, que nos ha pillado desprevenidos e inermes, vamos a salir "mejores", con mayor calidad personal. Eso dicen los optimistas. Y lo cierto es que estamos viendo constantemente ejemplos de generosidad, de connivencia y de comprensión en nuestros vecindarios, estamos sintiendo más intensamente los afectos familiares y el apego social, estamos dándonos cuenta de lo que realmente nos importa y lo que nos es prescindible, estamos sacando fuerzas de no se sabe dónde para no doblegarnos cuando el dolor, la pena y la claustrofobia nos abruman, para animar a los allegados que padecen la enfermedad, que han perdido el trabajo, que no saben qué futuro les aguarda. Si todo eso es mejorar como seres humanos, quizás tengan razón los optimistas.
Pero luego conectas la televisión o abres una página de información y empiezas a leer improperios, descalificaciones, enfados, acusaciones ... Y bulos, muchos bulos. Así que no te lo crees. Eso de que vamos a salir mejores no te lo crees.
El espectáculo político y mediático (me refiero a esos popes de la información que lo saben todotodotodo y que tienen largas horas matinales para desgranar sus sesusdas opiniones) es deleznable en esta temporada de crisis. Mentiras y mensajes de crispación, consignas de odio y de alarma, bulos que nos hacen dudar de que todo esto, el sacrificio personal, económico y social que estamos haciendo esté sirviendo para algo.
¿No nos podrían dar un respiro esos personajes tan sabihondos, tan patriotas? ¿No podrían dejar a un lado la crítica sin argumentos, las descalificaciones zafias, los insultos maleducados, toda esa palabrería que no sirve más que para inculcar la rabia y acrecentar el miedo en la audiencia?
Las críticas para subsanar errores y ayudar a salir de esta situación, sean bienvenidas. Las críticas y bulos para demoler al adversario y ganar votos, ahorrénsela, por favor, que no está el patio ahora para discusiones venezolanas, quejas de adolescentes desdeñados ni engañifas venenosas.
Y si no son capaces de guardar la compostura, por favor, métanse en sus casas y confinense. (Sin salir a caminar por la urbanización, por supuesto)
No hay comentarios:
Publicar un comentario