viernes, 20 de marzo de 2020

Noche de viernes

La noche del viernes es puro jolgorio en las calles de Madrid. Los vecinos suelen quejarse de los ruidos de los que deambulan de madrugada de bar en bar, de esquina en esquina, riéndose y vociferando.

Pero esta noche de viernes lo que suena en los barrios es el silencio. El inmenso silencio que solo quiebra el rumor de un coche con luces azules, atravesando el asfalto, o el del autobús que corre, con uno o dos pasajeros, con ninguno acaso, hacia su última parada antes de regresar a la cochera.

En mi calle todos los bares, que son muchos, tienen la persiana echada. Sólo hay luz y movimiento en un negocio que, curiosamente, se ha inaugurado esta semana: un establecimiento de comidas elaboradas. Frente a la puerta dos muchachos con bicicleta, con una caja colgada en la espalda, esperan turno para recoger un pedido. No hablan, no hacen ruido, solo esperan.

Pienso que mi amigo Ángel estará contemplando la noche en su plaza, nuestra plaza de Olavide, precintada, deslucida, congelada en un silencio frío e inhóspito que estremece a quien se asoma a uno de sus balcones. Le saludo desde mi ventana, porque de momento no es posible ir a tomar un café o un aperitivo a una de las terrazas de la explanada.

Ángel es el cronista de la plaza por méritos propios y aclamación popular. Y en calidad de tal, cada día escribe sobre ella, sobre el barrio, sobre la ciudad y sus habitantes, en un informativo digital del barrio.
¿Qué nos contará mañana?

Te tomo prestada una foto, Ángel.


Foto: Somos Chamberí

1 comentario:

Ángel de Olavide dijo...

Mira con lo que me encuentro. Menuda propaganda. Muchas gracias C.
Besos