viernes, 17 de abril de 2020

Pájaros

Los pájaros visitan al psiquiatra, cantaba Sabina en aquel Madrid bullanguero de los ochenta, década de luces y de sombras, de genialidades y de  miserias, cuyo recuerdo nos conmueve todavía porque teníamos poca edad, unos cuantos proyectos, muchos sueños y un ansia enorme de avanzar por el camino democrático apenas emprendido un lustro antes.

Esta primavera, los pájaros de Madrid no necesitan visitar al psiquiatra porque la ciudad se ha convertido en territorio pacífico, exento de humos y estruendos, un bosque de asfalto y cemento que pueden sobrevolar sin riesgo ni sustos. Ni siquiera les molesta ya el rumor de los aviones que cruzan los espacios superiores.

No sé cuantos pájaros habrán desaparecido de los parques y jardines desde aquellos años en los que Sabina cantaba los desequilibrios psíquicos de las aves de Madrid. Los datos que he encontrado son a escala nacional: En las últimas dos décadas han desaparecido 95 millones de pájaros de nuestros cielos, informaba Antena3 el pasado mes de noviembre.

La SEO/BirdLife, la Sociedad Española de Ornitología avisa: están desapareciendo especies y si el entorno continúa siendo tan agresivo para las aves, en unos años no va a volar ni un gorrión sobre nuestros tejados.

Durante estos días de encierro y atmósfera limpia, he oído comentarios de vecinos y amigos, sorprendidos porque han oído trinos desde sus ventanas. Y han visto surcar el cielo bandadas de pájaros que se unían y disgregaban, como si estuvieran pintando en el aire un mensaje de libertad. ¿Qué ha ocurrido? ¿Es que han vuelto las aves a la ciudad o es que antes no nos parábamos a escucharlas o no nos asomábamos a la ventana a contemplar el cielo?

Ahora que las avecillas no bajan a las aceras a comerse los trocitos de patatas fritas que se quedan en las mesas de las terrazas de los bares, ahora que no hay en los parques niños que abandonan los restos de su bocadillo en un banco ni abuelas que derraman migas duras en las aceras, los pájaros tienen la audacia de posarse en las terrazas donde una amiga ha dejado para ellos unos cuantos trozos de pan.

¡Qué gusto verlos danzar tan cerca! Ojalá no desaparezcan nunca los pájaros de Madrid.

 



Fotos: Lydia

1 comentario:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Hay un informe que dice que han recuperado su trino más natural...