martes, 21 de abril de 2020

Tiempo de libros

Esta es la semana del Libro. La gran fiesta de los libros que tiene su punto culminante el 23 de abril, fecha del fallecimiento de Miguel de Cervantes. El día se celebra en todos los rincones de España con actividades muy diversas relacionadas con la literatura: desde la gran feria de las Ramblas de Barcelona hasta los dibujos de los personajes cervantinos realizados por los alumnos de las clases infantiles de cualquier escuela del país.

Este año no habrá ventas masivas en las calles, no habrá encuentros con los autores de moda, no habrá lecturas colectivas de El Quijote. Pero el encierro no nos impedirá hablar, elogiar, recomendar libros. Y leerlos, por supuesto.

En este periodo de bibliotecas y librerías cerradas, podemos explorar nuestras estanterías. Seguro que en ellas encontramos una novela, un tratado de historia, un poemario, una colección de relatos que, aunque lo leímos hace ya unos años, nos apetece volver a leer. Igual tenemos un libro que compramos justo antes del confinamiento, o que nos regalaron en navidades y estaba a la espera de que nos sobrara un poco de tiempo libre para abrirlo.También están los títulos clásicos, los libros que nuestros hijos usaron en el colegio. Y esos libros escondidos detrás de los más modernos de los que no recordamos ni cómo ni cuándo cayeron en nuestras manos.

Es el momento de leer y releer. La imposibilidad de salir a la calle a pasear, de citarnos con los amigos para disfrutar de la primavera, de acudir a un acto social o cultural, las horas que ahorramos en los trayectos ahora que trabajamos en casa, la estancia prolongada en el hogar nos proporcionan una dosis mayor de tiempo libre que no debe convertirse ni en ratos de aburrimiento ni en parálisis personal.

Es tiempo de libros.
Sea cual sea el género elegido, sean cuales sean nuestras aficiones o preferencias,  con un libro entre las manos (de papel o electrónico, los dos valen) no sólo matamos el rato, sino que disfrutamos, aprendemos, soñamos, viajamos, descubrimos, nos emocionamos, nos enfadamos, nos reímos.

Con un libro las horas de encierro son más livianas y el espacio de nuestra habitación puede convertirse en una selva, un castillo, una playa, una cueva, un vagón de tren que atraviesa el desierto o la cápsula de una nave que se ha disparado hacia otro planeta.


1 comentario:

El Deme dijo...

Un libro es un amigo que te enseña cosas.