Siempre he apreciado el poder de las palabras. Siempre he admirado a quien sabe utilizar las palabras, combinarlas y
trenzarlas para transmitir ideas, emociones y afectos. Por eso adoro los libros, las cartas, las tertulias, las confidencias… y desde hace once meses, adoro el mundo de los blogs. El increíble mundo de los blogs.
Me maravilla el poder de las palabras que, rompiendo los moldes de comunicación y diálogo tradicionales, atraviesan el espacio arrastrando consigo un sinfín de teorías y de anécdotas, de ternura y sentimientos. Me maravilla la cantidad de vida y calidez que irradia la pantalla de mi ordenador cuando abro ciertas páginas del blogger.
com que me he acostumbrado a leer y a disfrutar casi a diario. Como la de Rafa. ¿Sabéis de quién os hablo? Rafa es ese chico asturiano que tiene una hija que acaba de cumplir siete años, Laura, y una mujer para la que siempre tiene elogios y gratitudes. Ese guaje que tiene la costumbre generosa de dedicarle su entrada de los miércoles a quienes visitamos su blog.
Rafa, hoy te toca a ti leer lo que pienso de ti.
A Rafa lo conocí en la primavera, si no recuerdo mal, porque me llamó la atención su cabecera: Hoy dice el periódico. Me gustó lo que leí y regresé otros días a su casa. Rafa posee la capacidad admirable de escribir todos los días una entrada antes de que amanezca, incluidos los sábados y los domingos. ¡Qué tesón y qué ingenio! Me asombra su asiduidad y la claridad de su pensamiento a esas horas en que la mayoría todavía estamos remoloneando entre las sábanas.
A estas alturas del año, a Rafa ya lo considero un amigo aunque no le haya visto más que en unas fotos de pequeño formato y no haya oído nunca su voz. Le considero tan amigo que los domingos, aunque no soy futbolera, procuro enterarme de qué ha hecho el Sporting para saber si Rafa se ha llevado una alegría. Y cuando dice el meteorólogo de turno que va a llover en Gijón, me dan ganas de mandarle un aviso a Rafa para que coja el paraguas antes de salir de casa.
Creo que no soy la única a la que se le han saltado las lágrimas cuando Rafa escribió sobre mis escritos blogueros. Fueron sus palabras un regalo hermoso para mí, una constatación de que el poder de las palabras rebasa los límites de la distancia y la frialdad de la pantalla de un ordenador cuando el que escribe es capaz de poner en marcha, simultáneamente, la cabeza, los dedos y el corazón.
Hoy dice el periódico, Rafa, que es miércoles de noviembre. Lo que no dice el periódico (y si no lo dice, ya nos encargaremos otros de decirlo) es que eres un tipo estupendo.