Un libro es el compañero ideal en estas jornadas de encierro. Sea novela, poema o biografía lo que leemos, a bordo de un libro las horas de las largas tardes de primavera se llenan de contenido, de emociones, de fantasía, de experiencia. También ese efecto benévolo tendrá el libro para nuestros enfermos, debieron de pensar los sanitarios de Ifema, fijándose sobre todo en los que ya empiezan a reponer fuerzas, a doblegar la fiebre, a superar las dificultades respiratorias. A ellos también hay que ayudarles a manejar la crisis con un libro.
¡Cuánta buena gente se deja ver en estos días! No son superhéroes ni hadas madrinas, son únicamente mujeres y hombres generosos, sensatos, con ideas lógicas y empatía social, con un afán inmenso de colaborar con los seres humanos que están a su alrededor. No se les entrevista en los noticiarios, no dan titulares a la prensa, no se quejan de que el gobierno no les llame ni les felicite por su entrega, no esperan galardones a posteriori. Simplemente actúan como la conciencia les dicta. La conciencia, el corazón y el sentido común.

Ángel colgaba hoy el cartel de estos voluntarios en su artículo.
Y acababa con una frase que suscribo: Es un orgullo contar con ellos.
1 comentario:
Magnífica idea.
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