Si no fuera porque nos advierten de que no podemos salir de la provincia o de la comunidad en la que residimos, de que no podemos hacer planes de viajes durante la semana santa, se diría que los medios de comunicación se han olvidado de que seguimos en pandemia. No hay que generalizar, desde luego, pero las voces estridentes en asambleas regionales, en plazas públicas y en foros de comparecencias políticas suenan estos días más chirriantes y contundentes que los mensajes de quienes siguen avisándonos de que el maldito virus continúa haciendo estragos entre las gentes de nuestro país, de nuestro continente, de nuestro planeta.
Mociones de censura y anuncios de elecciones y candidaturas acaparan más titulares y espacio en los informativos de radio y televisión (no de todos, insisto) y en las portadas de la pensa de papel o digital que las noticias sobre incidencia del covid o sobre vacunaciones. No es que se omitan las noticias sobre el maldito virus, pero sí que parecen menos relevantes, parece que influyen menos en nuestra existencia cotidiana que las pullas, insultos y acusaciones (ciertas o falsas) que se cruzan los dirigentes políticos que aspiran a gobernar o a no ser descabalgados de sus sillones de mando.
Pues no, no considero que esas noticias, que a veces rayan en el cotilleo, sean más importantes que otras que se dan en segundo plano. Sobre todo esta: En Las Palmas de Gran Canaria ha fallecido una niña de menos de dos años que llegó al puerto de Arguineguín el pasado martes. La criatura fue rescatada en el mar y reanimada por enfermeros en el muelle. En esas fechas fueron rescatados unos cuantos niños, cuenta un médico de la isla. ¡Qué vergüenza! Vergüenza de un mundo que condena a los niños a morir huyendo del hambre y la persecución, vergüenza de gobiernos de cualquier continente que permiten que niños y mayores sufran miseria, guerras y matanzas; vergüenza de voceros que claman contra la inmigración en nuestro país; vergüenza de paisanos que se hacen eco de esas proclamas y se creen que los forasteros les quitan el pan y el trajabo; vergüenza de cada uno de nosotros cada vez que miramos con recelo a un hombre, mujer o joven por su aspecto físico o su acento.
Sin embargo, a esta hora, hoy lunes 22 de marzo, en twitter no es tendencia Nabody (nombre que no es el suyo, parece) sino una hija de la farándula que cuenta su triste historia en un serial de televisión y una presentadora de magacín que no para de criticar a ciertos políticos mientras su marido espera juicio por haber hecho negocios con Villarejo. ¿Por qué no digo sus nombres? Porque no quiero engrosar la lista de búsquedas con sus nombres.