lunes, 4 de mayo de 2020

No somos los mismos

Día de levantar persinas y concertar citas.
El panorama de las calles de Madrid ha cambiado mucho este lunes. Se nota más tráfico de vehículos particulares, más movimiento en las aceras. Y no es por los paseantes, los deportistas y los abuelos en sus horas de libertad. Es por los muchos establecimientos que han decidido empezar a funcionar.

Las peluquerías, que tanto dieron que hablar al principio de la crisis, vuelven a estar abiertas.
El cliente llama y pide cita en su peluquería de siempre. Hay que cortar el pelo que está muy largo y molesta. Lo de las mechas y los tintes puede esperar o hacerse en casa, pero descargar las melenas es urgente para hombres y mujeres. El peluquero tiene que mirar el papel en el que ha apuntado las citas que ya tiene fijadas. Le cuesta adaptarse al nuevo sistema porque  en este local de barrio las señoras y los señores son casi amigos que se presentan cuando les sobra un rato libre. Y siempre hay hueco para ellos. Ahora no somos los de antes ni nos valen las mismas costumbres, responde el cliente, cuando el peluquero se disculpa por tardar en señalarle una hora.

No somos los de antes, sin duda. Hemos tenido que aprender nuevas fórmulas de comportamiento familiar y social, hemos renunciado a encuentros con las personas queridas con las que no comparatimos hogar, hemos dejado aparte gustos y manías, aficiones, puestos de trabajo incluso. Nos hemos plegado a las normas impuestas por las autoridades sanitarias, científicas y políticas aunque no entendiésemos ni el motivo ni la conveniencia de algunas prohibiciones u obligaciones.
Hemos vivido una primavera extraña, anómala, casi de película de ciencia ficción, y hemos sacado de nosotros mismos fuerzas y recursos que no sabíamos que teníamos para soportarlo casi todo.

Así que ahora, cuando empezamos a salir a la calle a hacer algo más que ir a la tienda de comestibles y a la farmacia, ahora que podemos recuperar actividades tan esenciales como cortarnos el pelo, nos damos cuenta de que no somos las mismas personas que nos encerramos en casa el 16 de marzo.

Y nos surge una duda enorme. ¿Somos mejores después de esta experiencia como asegura la publicidad comercial y la promoción institucional?

1 comentario:

El Deme dijo...

Unos serán mejores (porque habrán reflexionado), otros serán iguales (estaban deseando que llegara la "normalidad") y otros serán peores (ya que parece ser que todo es una porquería).