lunes, 25 de mayo de 2020

Vengan sin prejuicios que disfrutarán más


Hay cola frente al centro de Salud. La enfermera sale, consulta, vuelve a entrar, volverá a salir en unos minutos con la respuesta. No hay atención primaria en el barrio.
En la plaza, a cien o doscientos metros, se están instalando mesas y sillas para la hora del aperitivo. Frente a uno de los bares, el más madrugador, ya hay tres mesas ocupadas por personas que desayunan.
Podemos tomarnos el café o la cerveza al aire libre pero,¡cuidado!, que no te de una faringitis o te salga un sarpullido que tu médica no pasa consulta. ¡Paradojas de la crisis! O más bien, paradojas de Madrid.

Hoy es noticia esta ciudad y esta comunidad. Al fin pasamos a fase 1. Sin médicos, sin enfermeros pero con terrazas disponibles. Los medios de comunicación se despliegan por las calles para comprobar la emoción de los paisanos. A mí que no me pregunten, que yo me atengo a lo que dicen los sanitarios: teníamos que haber reforzado los centros de salud antes de dar el siguiente paso. Pero ni se han reforzado, ni se han abierto al público siquiera.

Leo  comentarios peyorativos sobre Madrid en Twitter. Ya sé que navegar mucho por esta red menoscaba la salud mental y el ánimo de quien lo hace pero una es débil y cae en la tentación de vez en cuando.

¡Cuánta inquina contra Madrid! Como si Madrid fuera solo el gobierno regional, el gobierno central, los poderosos de la economía y la banca, como si los madrileños no fuéramos ciudadanos normalitos, con penas y alegrías, ventajas e inconvenientes, esfuerzos, compensaciones y complicaciones distintas pero equiparables o paralelas a las de quienes habitan en otros pueblos y ciudades españolas.

Los madrileños no tenemos la culpa de que el virus se haya ensañado en nuestra población. El continuo ir y venir de viajeros, trabajadores, turistas, visitantes nos ha convertido en el centro de la epidemia hispana. Pero miremos un solo dato: en los días en que se contagiaron los miles de enfermos que empezaron a acudir a los hospitales a partir del 12 de marzo, se celebraba en Ifema la gran feria de arte contemporáneo, ARCO, a la que acudieron 93.000 personas de diferentes países. ¿No es posible que más de una dejaran sus virus en Madrid sin ser de Madrid?

Y sobre todo quiero decirles a los detractores, a los que nos acusan de tantos defectos y tanto protagonismo, ¡oigan, que madrileños son muchos paisanos suyos, gentes que se han venido a vivir aquí porque buscaban trabajo, porque quieren estudiar aquí, porque sus padres los trajeron de niños, porque sus hijos los trajeron de viejos, porque les dio la gana mudarse!
Que madrileños no somos solamente los nacidos en Madrid, también lo son los que se empadronan aquí, vengan de donde vengan. Y no les cogemos tirria por venir de otros lugares. 

Sean un poco clarividentes quienes nos denostan. Que seguro que vienen muchas veces a Madrid de compras, de museos, de teatros, de visita a los parientes. Si vienen sin prejuicios contra los madrileños, seguro quedisfrutaran más de su estancia.

Museo Reina Sofía. A disposición de visitantes de toda procedencia.


1 comentario:

El Deme dijo...

Lo bueno de Madrid es que nadie te pregunta de dónde eres.