miércoles, 6 de mayo de 2020

Abriendo tiendas


Colas ante las ferreterías que han abierto. Hay que reponer los tornillos que se han caído durante estos dos meses, colgar un cuadro o engrasar unas bisagras.

Colas ante las sucursales bancarias. Hay que cobrar la pensión o el paro.

Ante las peluquerías no hay colas porque la cita se pide por teléfono. El local está toda la jornada en actividad pues no son muchos los que se han arriesgado a dejarse cortar el pelo por la madre, el padre o la pareja.

Las papelerías siguen cerradas. Menos mal que bolígrafos no faltan en casa.

En el interior de los bares se nota movimiento. Estarán limpiando los enseres para cuando se les permita abrir. En Madrid, algunos dueños piden sacar barras a la calle. Los vecinos de la zona reaccionan: Ahora que las aceras son nuestras, de los que vamos andando, que no se nos llenen de sillas, mesas y sombrillas. Y mucho menos, de barras volantes.

Muchos mayores se han lanzado ya a la aventura de darse una vuelta a la manzana. Algunos aferrados al brazo de sus cuidadores, pero con gesto de audacia bajo la mascarilla.

La ciudad empieza a cobrar vida. Con muchas precauciones, pero con ganas y coraje.

Los políticos siguen peleándose en las pantallas de los televisores y en las redes. Los ciudadanos, dicen los de cualquier signo, están teniendo un comportamiento ejemplar. Pues sí, eso parece, señores. Así que ¿por qué no los imitan ustedes?

El chico de la raqueta no quiere la nueva normalidad, quiere la antigua. ¡Mira qué gracioso! Todos queremos volver a salir a la calle sin taparnos las narices, abrazar a nuestros hijos, darles besos, ver una peli en un cine, pasar unos días cerca del mar. Esa parte de normalidad sí, la queremos.

Pero no queremos lo nocivo de la antigua normalidad: ciudades contaminadas y estresantes, campos de cultivo abandonados, pueblos sin futuro, turismo de borrachera y abuso, selvas quemadas, ríos desviados o ensuciados,  masificación de costas, mares convertidos en basureros, animales en riesgo de extinción, consumismo enfermizo, etc, etc….
¿Y usted, señor de la raqueta? ¿Esa parte de la antigua normalidad también la quiere?

El suelo de la plaza de la Villa se ha llenado de hierbitas

1 comentario:

El Deme dijo...

Yo soy partidario de un mundo más humano en el que se cuide la naturaleza y el entorno rural. Con ciudades menos masificadas.