jueves, 8 de mayo de 2008

Egido y la independencia

Luciano González Egido es un escritor castellano, que se dio a conocer a los 65 años con una novela que deslumbró a críticos y lectores: "El cuarzo rojo de Salamanca" (Tusquets, 1993) . En ella, el autor, que antes había ejercido como profesor, como colaborador de prensa y como crítico de cine, narraba la entrada de las tropas de Napoleón en la ciudad en la que él nació.


Hoy encuentro en el diario El país un artículo de Egido sobre los fastos del 2 de mayo. Su opinión es muy valiosa por los vastos conocimientos y por la categoría intelectual del autor.

"Cuando estaba preparando mi primera novela, El cuarzo rojo de Salamanca (1993), sobre la francesada en mi ciudad, traté de ilustrarme sobre los entresijos de aquella guerra y se me fue haciendo evidente que los verdaderos héroes de aquella batalla, sin menoscabo de los heroísmos individuales del pueblo, fueron los afrancesados, divididos entre sus ideas liberales y su rechazo de la invasión napoleónica, digamos, entre su pensamiento y su corazón, si es posible aceptar esta separación, por aquello que decía Unamuno de siente la cabeza y piensa el corazón.
Que se lo digan a Goya, que tuvo que sufrir el exilio y encontrar la muerte en Burdeos, muy lejos de España, como consecuencia de la persecución de sus ideas por el rey Fernando VII, heredero de la España castiza, que endiosó la guerra de la Independencia, sacralizándola y colocándola en el altar de sus devociones, que no de la libertad. Goya vio la carga de los mamelucos en la Puerta del Sol desde una ventana de la calle del Arenal y perpetuó aquel gesto en un cuadro inmortal. Después, en su estudio, cambió los retratos de los generales franceses que había pintado por los retratos de los generales españoles, lo que no le sirvió para nada, porque, a fin de cuentas, tuvo que salir del país por piernas antes de que el casticismo nacional lo liquidase".

Egido diferencia en su artículo entre independencia y libertad, pone en cuestión ciertos valores patrioticos (o patrioteros) que se exaltan desde las instituciones y se detiene a analizar el papel que los representantes de la iglesia católica ejercieron en la contienda.

"En los levantamientos populares contra el invasor, tuvieron mucha participación los púlpitos, que excitaban las conciencias de sus feligreses para considerar a los franceses como enviados por el demonio a colonizar la católica España, camuflando así sus intereses como el interés general. Incluso corrió de mano en mano un catecismo, en forma de preguntas y respuestas, en el que, imitando los textos de las sacristías, podían leerse cosas como éstas: "¿Quién eres tú, niño? Español, por la gracia de Dios. ¿Qué son los franceses? Antiguos cristianos convertidos en herejes".

Pero lo mejor es que, si tenéis tres o cuatro minutos, leáis el artículo completo de este gran escritor. Lo encontraréis pinchando aquí.

14 comentarios:

fritus dijo...

Apreciado Cecilia: Interesante post este...más que nada porque confieso mi total desconocimiento del Sr. Egido pero , como casi siempre con tus posts, se me ha aberto el hambre lectora . En general, no hay cosa que me de más rabia que la manipulación histórica, el mostrar la España que nunca fue para conseguir arrimar el ascua a la sardina política de turno. Y supongo que decir que en la guerra de independencia hubo sólo dos bandos es simplificar mucho las cosas.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Y yo que cuando iba a las bibliotecas, hace algunos pasaba mi dedo por los lomos de los libros y me saltaba siempre a Luciano G. Egido y no sé muy bien por qué... En fin. Siempre se está a tiempo de superar un error...
Me ha alucinado el catecismo. Parece increíble...¿no?

Álvaro Dorian Gray dijo...

Ya lo escribí hace poco sobre la pesadez del 2 de Mayo en Madrid. Ese artículo se me ha pasado por alto y me pongo a leerlo ahora mismo.
Saludos y salud.

m.eugènia creus-piqué dijo...

Egido, otro señor que no conozco,Cecilia hasta me da vergüenza mi poca cultura literaria.Bueno que le vamos a hacer !
La verdad es que hace unos años, bastantes, que no leo lo suficiente pues me canso, las cosas que más me gustaban ahora me cansan todas, debe ser la edad.

Alberto López Cordero dijo...

Me ha parecido un artículo muy robusto por su contenido, tanto por el tema como por la autoría. La verdad es que este hombre debería tener una trayedtoria literaria mucho más dilatada, pero más vale tarde que nunca y en su caso esperemos que siga por muchos años más.

angela dijo...

Cecilia, no creo en la neutralidad de los libros de historia y te lo digo con conocimiento de causa. Afortunadamente, por esta causa, existe el revisionismo. Un abrazo de Angela

angela dijo...

Cecilia, perdona porque donde puse neutralidad tenía que poner OBJETIVIDAD. Un saludo.Angela

Unknown dijo...

Ángela, mejor pon neutralidad, porque la objetvidad hoy en día no existe, y dudo que la neutralidad sí que lo haga

Manu Espada dijo...

Debió ser duro ser afrancesado, esa dicotomía entre la modernidad y la invasión. Los franceses llevaron grandes ideales, pero a la vez volaron la mitad de la ciudad de Salamanca cuando se fueron, si no lo hubieran hecho, hoy habría muchos más momumentos en mi ciudad. Y la mecha que con la que iban a volar la Alambra fue apagada a tiempo, menos mal. Eso sí, prefiero a Pepe Botella que a Fernando VII el indeseable, la peor morralla que ha dado la Historia de España.

Maria dijo...

Este no me lo pierdo, lo tengo clarísimo. Me gusta muchísimo comparar opiniones históricas y me interesan especialmente los sentimientos de patriotismo/patrioterismo.

PS// dejé una pequeñita muestra de mi aprecio por este blog en Observando. Besos

Anónimo dijo...

Los franceses quisieron ocupar España por la fuerza, hacerse con nuestro país, desterrar a España, desmembra el país. La idea final de Napoleón era ampliar Francia con los territorrios españoles más alla del río Ebro.

Yo estoy muy orgulloso del 2 de mayo, como madrileño y español.

un beso.

Fernando Manero dijo...

Muy buena la idea de recordar la curiosa e interesante reflexión de Egido que, desde que le dieron el Premio de Castilla y León de las Letras, ha dado a conocer su calidad creativa, la originalidad de los temas que aborda y, en ocasiones como ésta, un fino carácter provocativo. Ha hecho bien - en medio de tanto fasto, pompa y circunstancia, no exentos de manipulación - en señalar una dimensión de la agobiante efeméride que nos invade señalando una perspectiva no políticamente correcta.

Cigarra dijo...

Cecilia, me ha parecido tan interesante este punto de vista y tu recomendación de este libro, que me he permitido poner un enlace en mi post remitiendo al tuyo.
Buscaré el libro de Egido ya mismo

Franziska dijo...

Espero que lo que voy a decir a continuación, no moleste a nadie porque es, ni más ni menos, que una opinión.

Con este tema de la invasión de las tropas de Napoleón, en España se hizo lo que se tenía que hacer.
Los llamados "afrancesados" gente que creía que gozaríamos de las libertades y privilegios de estar gobernados de otro modo, eran tan inocentes como los primeros irakies que creyeron que las tropas americanas venían a salvarlos de la dictadura.

Someter a todo un pueblo no es tarea fácil: porque no falta quien se subleve y por tanto, se recurre siempre más a la mano dura que a respetar y conceder derechos. Que la iglesia española se preocupara por la pérdida de sus privilegios: no me cabe la menor duda. Parece que esa lucha tuvo la virtud de poner a los españoles de acuerdo, siquiera por una vez.

De lo que estoy segura es de que al pueblo español no le habría llegado la republica sino un monarca que regiría los asuntos pensando en los intereses de Francia por encima de cualquier otra consideración. Al hermano de Napoleón lo tuvimos muy poco tiempo.

No vinieron a convencernos por las buenas sino con el más poderoso ejército de Europa para disuadirnos de que era lo mejor para nuestro país.

Tratarré de encontrar el libro y si cambio de opinión, no te quepa la menor duda, te lo haré saber.