martes, 31 de marzo de 2020

Normalidad

Desde la distancia, Madrid es un paisaje de tejados rojizos y torres sobresalientes, que no se difuminan estos días bajo la sempiterna boina de contaminación que suele nublar su atmósfera. Madrid es una ciudad triste y aletargada, un refugio de seres confinados, pero desde la distancia no se aprecian sus calles sin bullicio ni los rostros de resignación de quienes se asoman a las terrazas y a los balcones, como te asomas tú ahora al ventanal de tu casa.

Me mandas una foto del paisaje y me hablas de normalidad perdida. Esa palabra ambigua que empieza a brotar en algunos mensajes particulares. La normalidad es la condición de normal, según define la Real Academia de la Lengua. Y normal es lo que se halla en su estado natural, lo que es habitual y ordinario, lo que sirve de norma o regla.

De estas tres acepciones, nos referimos a la segunda cuando en este trance hablamos de normalidad.

"Abrir la ventana supone enfrentarse a la tentación de la normalidad perdida. Añoro ese paisaje, la ciudad prohibida, los paseos con mi perro, el discurrir del día, la puesta de sol sobre los tejados de Madrid y el incendio que el crepúsculo provoca en las cuatro grandes torres. Un faro de luz naranja que en primavera y otoño llena mi salón de luz. Tantas pequeñas cosas que se esconden en ese recuadro tan próximo, y tan lejos".


De la normalidad no añoramos grandes eventos ni fechas excepcionales. Añoramos los gestos sencillos de cada día, salir a la calle, dar un paseo con los padres, tomar un café con los amigos, encontrarse con los vecinos en la tienda de la esquina y poder bromear con ellos sin guardar las distancias. Añoramos también ir al cine, ir a comprar unos zapatos o un regalo de cumpleaños, visitar una exposición en un museo (como la de Sofonisba, tan reveladora, en el Prado).
Añoramos a la gente que es "normal" en nuestra existencia cotidiana.

Vuelvo a contemplar la foto y me subyuga la estampa. Las circunstancias han pintado un hermoso cuadro de la ciudad anormal.

1 comentario:

Julián Nieto dijo...

IMG_7531 La isla del tesoro
Viajes introspectivos
Cuando la realidad te golpea minuto a minuto, cuando las televisiones y las radios se convierten en medios tóxicos y tu horizonte se estrecha y se repite en espiral, queda una salida: regresar a los escenarios abiertos y maravillosos de aquellas lecturas que abandonamos porque alguien nos dijo que ya éramos adultos. Yo he decidido volver a viajar por los mares del sur con los viejos compañeros del Capitán Flint y de John Silver el Largo. ¿A cuantos piratas hemos conocido en nuestra vida? ¿Cuántos bucaneros de traje y corbata nos han robado la cartera y, lo que es peor, en algunas ocasiones, la felicidad? Muchos, sin duda, por eso ahora, en tiempos de borrasca me siento a salvo y busco la compañía de estos viejos “caballeros de fortuna”. He vuelto a la Isla del Tesoro, donde todo sigue como la última vez que estuve allí. Un mundo en orden y con sentido.