jueves, 19 de junio de 2008

El optimismo y la salud

El anhelo de curarnos constituye la mitad de nuestra salud, dijo Séneca hace más de dos mil años. La cita está recogida en el libro de Luis Rojas Marcos, “La fuerza del optimismo”, un amplio tratado sobre los sentimientos positivos, la esperanza, la capacidad del ser humano de enfrentarse a los problemas sin caer en el derrotismo, la depresión y la inacción.

Rojas Marcos repasa en los sucesivos capítulos de su obra (que es amena e ilustrativa, a la par) lo que él denomina, a grandes rasgos, la ciencia del optimismo, incidiendo en diversos aspectos de la vida del ser humano: la personalidad, el bagaje genético, el talante, la educación que ha recibido, la salud, el trabajo, el régimen político en el que habita.

Hoy leo el capítulo dedicado a la salud. Dice el psiquiatra Rojas Marcos que la esperanza cura. Que los optimistas, los que piensan que sus dolencias son temporales (por graves que éstas sean) tienen más posibilidades de desarrollar defensas, de alargar su existencia y, por supuesto, de hacer la convivencia más grata a quienes le cuidan o le rodean. Dice que los pesimistas son imprudentes y, además de no curarse, fallecen con más frecuencia por accidentes inesperados. Dice que quienes piensan que el destino del individuo está escrito de antemano, que los que renuncian, llevados por su ánimo derrotista, a luchar por mejorar sus condiciones de vida, tienen más probabilidades de ser víctimas de las enfermedades y de la fatalidad.

Los trances difíciles para el ser humano, como son la pérdida de un familiar o una ruptura conyugal “nos hacen vulnerables a las infecciones, a los trastornos digestivos y a las enfermedades del corazón”. El sistema inmunológico se resiente cuando el alma duele, porque hay emociones negativas que “alteran el funcionamiento de los centros cerebrales que regulan el sistemas hormonal y los órganos más importantes del cuerpo”.

Por el contrario, añade Rojas Marcos, “numerosas investigaciones muestran que situaciones que fomentan la tranquilidad, como el desahogo emocional que produce hablar y compartir con otros problemas y dificultades, fortifican las defensas. Por ejemplo, la participación semanal en grupos terapéuticos de apoyo psicológico está relacionada con una mayor esperanzan y calidad de vida en pacientes que sufren de enfermedades crónicas y algunos tumores malignos”.

Y acabo con otra cita que aporta el autor; es de Susan C.Vaughan, autora de un libro sobre el optimismo que se titula "Medio vacía, medio llena". Dice así: “El optimismo es como una profecía que se cumple por sí misma. Las personas optimistas presagian que alcanzarán lo que desean, perseveran, y la gente responde bien a su entusiasmo. Esta actitud les da ventaja en el campo de la salud, del amor, del trabajo y del juego, lo que a su vez revalida su predicción optimista”.

¿Quereis leer el primer capítulo del libro? Pinchad aquí.

21 comentarios:

Ferragus dijo...

En general, en el mundo existe una visión de poco optimismo. Sin dejar de reconocer lo importante que es una actitud optimista frente a la vida, tendríamos que reconocer que el optimismo no es un bien en sí, es más bien una serie de variables sociales que se conjugan de manera eficiente a favor del individuo.
Creo que en el primer párrafo, y corrígeme de estar en un error, el autor menciona la incidencia del optimismo sobre el trabajo, salud, la educación y otros; intuyo que sería en dirección inversa, vale decir, el trabajo, salud, la educación, incidirían en el optimismo. De no ser así, el autor estaría hablando más bien de Fe.


Un saludo, Cecilia

CarmenS dijo...

En realidad, Rojas Marcos habla de una interacción entre el optimismo y las diversas facetas de la vida del ser humano. Si uno tiene buenas vivencias, es optimista, alberga fe en sí mismo y trabaja con gusto por lo que desea. Lo que incide en mejor salud, mejores condiciones de trabajo, mejores relaciones sociales. Y lo que, a la par, conlleva éxitos y buen ambiente que aumentan el nivel de optimismo del optimista. ¿Qué fue antes, el optimismo o los buenos resultados? Eso no tiene una respuesta global.

Ferragus dijo...

Sí, es cierto lo que destacas: un mejor manejo de variables medioambientales a favor del individuo, sin duda mejoraría su nivel de optimismo.
El tema planteado en tu pregunta, la cual apoyo como interrogante, claramente escapa al tenor de tu artículo. Mí saludo.

Alberto López Cordero dijo...

Simpre he oido hablar de eso, que el optimismo es algo fundamental para superar incluso muy graves enfermedades, y en el caso de finalmente no hacerlo, si afrontar esa etapa final mucho mejor. De todas formas, en ese tipo de situaciones queremos aferrarnos a cualquier esperanza por mínima que sea y vemos cosas donde no están, tergiversamos la realidad y tal vez no aceptamos como es.

m.eugènia creus-piqué dijo...

El cuerpo humano es una máquina casi perfecta , he escuchado alguna vez a Rojas Marcos y siempre me ha gustado, tiene razón en lo que dice, la mente tiene una capacidad increible sobre el cuerpo y sus enfermedades, yo de muy joven era optimista y ahora veo la botella siempre medio vacía.

Fernando Manero dijo...

No es fácil ser optimista en los tiempos que corren. Si admitimos que el optimismo experimenta altibajos a lo largo de la vida, en función de las circunstancias, de lo que nos pasa y de los problemas que tenemos por delante, es evidente que siempre corremos riesgos debido a que necesariamente siempre tendremos momentos de baja en nustra visión positiva y edulcorada de la vida. Es fácil hacer esta recomendación, por otro parte de una lógica aplastante: ¿de qué otro modo, sino positivamente, cabría entender una actitud optimista?. La cuestión no es, a mi juicio, sólo esa, sino de qué manera logramos superar los momentos de bajón y hacemos que en esas circunstancias críticas los riesgos para la salud sean los menos posibles. Un cordial saludo, Cecilia.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Luchemos, pues por el optimismo. Si nos dejan.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo. Llevo empeñándome en ello un montón de tiempo, y aunque desde entonces, mira tú por dónde he contraído mi puñetero síndrome de fatiga crónica, también es cierto que de no ser optimista, y teniendo en cuenta los días que tengo, a estas horas estaría más tirada que otro poco...
Y como comento a continuación de Pedro, indicaré que hay que serlo aunque no nos dejen. Es uno de los pocos ejercicios de libertad que nos quedan..

Laura dijo...

Y tanto que sí, Cecilia. Gran parte de los méritos que uno obtiene son gracias al empeño y la confianza que deposita en conseguirlo. En cuanto a la conexión con la salud, me encanta ver cómo nuestro psiquiatra más afamado escribe sobre aquello que siempre he pensado, que se puede morir de amargura y sobrevivir gracias al tesón y la esperanza.
Dicen que los pesimistas son los que ven la realidad del mundo pero son los optimistas los que lo cambian.

josé javier dijo...

Magnífico consejo. "la fuerza del optimismo"
creo que sólo leerlo ya nos transmite un poquito de salud.
Gracias por compartirlo

Marcelo dijo...

Totalmente de acuerdo Cecilia. Sólo que cuando estoy triste no pienso así y veo todo negro!
Un saludo

begoyrafa dijo...

Mira que me gusta la estética del pesimista tipo Woody Allen que siempre piensa que tiene una enfermedad incurable al acecho, pero yo soy uno de esos optimistas incurables.
De todos modos creo que esto es algo genético.
Un abrazo
Rafa

CARMEN dijo...

Muy interesante, lo que nos cuenta Rojas Marcos.
Como siempre un placer asomarse a tu balcón.
Un beso fuerte.

Unknown dijo...

Creo que Rojas tiene razón. Por ahí va el libro El Secreto.
Dice que recibes lo que proyectas.
Así que, vamos a pensar en positivo.
Los sentimientos nos informan de lo que emitimos. Si estamos contentos, bien. Si no, hay que esforzarse.
Besos

Álvaro Dorian Gray dijo...

Los optimistas son necesarios, aunque hay mañanas que son muy difíciles de llevar, hasta para un optimista de pro.
¿Lo nuestro, esto de escribir y hablar con otros por escrito, puede llamarse terapia? Yo creo que sí.
Pendiente la caña para la próxima.
Saludos y salud

memoria dijo...

Este no lo he leído, pero en su momento otro ensayo suyo, 'Nuestra incierta vida normal' me ayudó a abrir horizontes y a pensar con un poco más de optimismo.

La verdad es que es ameno, sabe de qué habla y se deja leer (y reflexionar) muy fácilmente.

(Te copio el banner de las 65 horas. Ya hacía días que lo buscaba)

Un abrazo.

fritus dijo...

Precioso post éste Cecilia, ...

Hace ya muchos años, en uno de los primeros empleos que tuve, como en muchas empresas, el personal se juntaba en el bar cercano para desayunar. Nunca olvidaré a la señora de la limpieza, tenía treintaypocos años, era viuda ( su joven marido había muerto en un accidente) y su único hijo tenía síndrome de down, vivían en casa con su madre, ya jubilada. Todo un cuadro.

Juro que no he conocido a una persona más alegre, más vital y más cariñosa y graciosa que ella. Siempre tenía un chiste, una broma y lo que es mejor, esa gracia innata tan díficil para contarlos. Era una lección de vida andante.

Un abrazo muy fuerte

Anónimo dijo...

Hola

Levantarse y defender la alegría..."como una trinchera, como un estandarte".
Gracias por el texto, es buenísimo.

besos

Sibyla dijo...

Me ha encantado est entrada Cecilia.

Es verdad que está muy relacionado nuestra actitud y resolución mental, con la recuperación de la salud.

Es impresionante la conexión que existe entre los problemas emocionales y la baja de defensas físicas, como se dice cuando duele el alma y el corazón, todo nuestro mecanismo físico se resiente...
Será por eso la frase tan conocida:
"La cara es el espejo del alma"

Siempre me ha gustado escuchar a Rojas Marcos, considerado una eminencia en psiquiatría, pero ten sencillo y cercano.

Un abrazo:)

Miriam dijo...

Cecilia, que puedo decirte de esto que has puesto? que yo soy una ferviente defensora de esta teoría.
Es verdad que a veces es muy dificil se optimista en estos tiempos que se viven... o en momentos muy propios en los que uno siente que todo se desmorona... Pero puedo asegurarte que yo lo he visto y lo he vivido en carne propia.
Además de mi trabajo con el cuerpo desde la Expresión Corporal-danza, (en el que se trabaja mucho esto) también trabajo en un área de la medicina (laboratorio de análisis clinicos) y veo a diario personas en el área de internación que te puedo asegurar no darias un centavo en que puedan amanecer al´día siguiente... pues no solo que lo hacen sino que se curan y los veo caminando por los pasillos sonrientes como si nada.
Excelente idea esta de compartir el tema.
Besos

angela dijo...

Cecilia, es difícil ser optimista sobre todo en esta época ...pero lo que sí creo que se puede llegar a ser con mayor facilidad, es ser positiva por aquello de que a malos tiempos buena cara.¿ No crees?.Un saludo de Angela