"El recuadro liberador de una ventana para que la mujer pueda alzar de vez en cuando los ojos a ella y descansar de sus tareas o soñar con el mundo que se ve a lo lejos es una referencia constante tanto en pintura como en literatura".
Estas palabras de Carmen Martín Gaite pertenecen a un libro, titulado Desde la ventana (Espasa Calpe, 1992), en el que la autora reflexiona sobre las relaciones de las mujeres con la literatura, deteniéndose en textos de escritoras insignes, como Rosalía de Castro, Teresa de Jesús o Carmen Laforet, y desmenuzando obras en las que se especula o se dogmatiza sobre la condición femenina desde perspectivas sociales, sentimentales y literarias.
La ventana es un elemento sustancial en este relato de Carmen: la ventana es la vía de escape de la mujer que está encerrada dentro de una casa, confinada entre cuatro paredes y un sinfín de enseres domésticos, aburrida de su existencia, anhelante de aventuras que le salven de su rutina. La ventana le permite a la mujer salir al mundo, viajar por parajes desconocidos siquiera con sus ojos y su alma, ya que no puede hacerlo con su cuerpo real.
La ventana es el inicio de un sueño sin límites, un estímulo para la imaginación y, quizás, un acicate para la rebeldía de la mujer que a ella se asoma. Por eso, el adjetivo de ventanera, explica Martín Gaite en este libro, tenía en siglos pasados connotaciones peyorativas: se aplicaba a las mujeres que gustaban en demasía de las ventanas, suponiéndose en ellas una disposición anómala para asumir su papel de esposas sumisas y recatadas que la sociedad les exigía.
Hace un par de semanas encontré el blog de Cigarra, quien retrata ventanas y balcones y los comparte con quienes visitamos su página. Lo bueno, a mi juicio, es que ahora las mujeres ven las ventanas desde fuera porque han logrado escapar de los cuartos donde estaban encerradas y, sin privarse de sus ratos de intimidad, de sus ensueños y de los juegos de su imaginación, contemplan la realidad del mundo desde el propio mundo.
Y una cita más de Martín Gaite, que toca su afección por las letras.
"Me atrevo a decir, apoyándome no sólo en mi propia experiencia, sino en el análisis de muchos textos femeninos, que la vocación de escritura como deseo de liberación y expresión de desahogo, ha germinado muchas veces a través del marco de la ventana La ventana es el punto de enfoque pero también el punto de partida".
2 comentarios:
quiero estar en ese balcon...
Mil gracias, Cecilia, por asomarte desde tu "balcón" a mis ventanas. Me parece acertadísima esa reflexión sobre las mujeres a un lado y otro de las ventanas, como avance social y conquista del espacio exterior. Lo que tiene saber ver "mas allá de los visillos" de dentro a fuera o al contrario.
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