sábado, 16 de febrero de 2008

La carta de Larch

En el seno de la noche, el doctor Wilbur Larch le escribe una carta al presidente de Estados Unidos. “El cuarenta y dos por ciento de los bebés que nacen de padres que viven en la pobreza no son deseados, señor presidente, eso significa casi la mitad”, dice en su misiva el viejo médico, mientras los niños del orfanato de Saint Cloud´s duermen sus agitados sueños en una habitación común.

En ellos, en los Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra piensa el doctor cuando apunta las siguientes frases, destinadas a quien nunca responderá a sus cartas. “Quienes defienden la vida de los no nacidos deberían tener en cuenta la vida de los vivos. Señor Roosevelt, debería saber que los nonatos no son tan desgraciados ni están tan necesitados de nuestra ayuda como los nacidos. ¡Por favor, apiádese de los nacidos!”

Y de las mujeres, debería añadir en su carta el médico Larch. Apiádese de las fatigadas y dolientes mujeres que acuden a este hospital para alumbrar y abandonar al día siguiente a las criaturas a las que ellas no podrían atender; a las que vienen antes de que el embarazo progrese a solicitar un aborto para evitar que nazca un nuevo huérfano.

“¿Cómo puedes sentirte libre de decidir no ayudar a la gente que no es libre de obtener otra ayuda?” le escribe después a Homer Wells, uno de los niños criados en Saint Cloud’s, el más querido por Larch, que ha crecido bajo su tutela y se ha trasladado a vivir a una plantación de manzanas. Homer ha aprendido obstetricia con el médico, pero se niega a practicar abortos. Hasta que le pide ayuda una chiquilla de dieciséis años, con una hija en los brazos y un embarazo incipiente, fruto de una relación forzada por su propio padre.

Los hechos relatados en la novela de John Irving, en la que se basa la película de Lasse Hallström Las normas de la casa de la sidra, están fechados en los años cuarenta y cincuenta, cuando en Estados Unidos el aborto era ilegal. Sesenta años después, en España muchas mujeres están encontrando dificultades para interrumpir su embarazo acogiéndose a una ley, sancionada por el Congreso en 1985, que contempla la posibilidad de abortar en un hospital cuando haya riesgos físicos y psíquicos para la madre o para el feto. Algunas han hablado, otras callan porque se sienten acosadas, manipuladas y amedrentadas.

¿Qué le habría escrito el doctor Larch hoy, al respecto, a las autoridades del país?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

http://www.20minutos.es/noticia/265999/0/aborto/privado/publico/

91664 abortos en 2005, este es un caso sólo, y los que toman el aborto como anticonceptivo, mira las cifras de la juventud, más educación sexual en las escuelas.
Mujer blanca de 49

Rodolfo Serrano dijo...

Un texto que tendría que divulgarse por su actualidad.

Belinda Flores-Shinshillas dijo...

Seria interesante poder conocer la opinion actual de este Doctor. La libertad es la condicion ideal de los seres humanos... es su estado ideal. Desafortunadamente nuestro nivel de conciencia no esta todavia desarrollado para alcanzar este paraiso.

Si la Libertad es el paraiso prometido, no aquel prometido por la biblia, el coran y todos los textos religiosos.

Me considero a mi misma una persona de mente muy abierta, pero en este tema creo que nada de lo que pasa en esta tierra material en que vivimos es "una casualidad", todo tiene una razon y un motivo, que posiblemente siempre desconoceremos. Para mi la oportunidad de vivir es una prueba. A la mejor estoy mal...pero mi libertad me lleva a pensar asi.

Este es un tema fuerte y delicado...pues tiene que ver con la libertad del espiritu a tener derecho a vivir.

Besos,
Belinda

Anónimo dijo...

No creo que nadie aborte por gusto, ni creo que sea problema exclusivo de las mujeres.