domingo, 6 de abril de 2008

El rastro de Gaugin

Uno de los pintores que influiría en Modigliani durante la estancia del italiano en París (1906-1920) sería Paul Gaugin, que había muerto en 1903 en Atuona, en las Islas Marquesas. El rastro del pintor francés se esparcía por la capital en la que Modigliani creaba sus obras imperecederas, y se reseña ahora en uno de los capítulos de la exposición que organiza en Madrid el Museo Thyssen, lo que me arrastra hasta la estantería donde guardo el libro en el que Mario Vargas Llosa relata los últimos años de la vida de Koke, el nombre que le daban a Paul sus amigos polinesios.

A Gaugin hoy se le considera un genio, un maestro de la plástica, y sobre su memoria llueven los elogios. Pero su vida le fue muy difícil por las críticas personales, la penuria económica y las enfermedades. La sífilis y la lepra le restaron energía, le robaron el bienestar y la visión y, al cabo, acabaron con su vida cuando contaba cincuenta y cinco años.

Sin embargo en la obra de Vargas Llosa, El paraíso en la otra esquina, Gaugin no parece un desdichado. No. Es un hombre que ha conseguido dedicarse a su pasión, la pintura, después de gastar su juventud trabajando, con éxito pecuniario y social pero sin afición, en la Bolsa de París. El amor al arte, cuando se cuela con toda la potencia en la vida de Paul, le lleva a romper con su familia, con su itinerario laboral, con la ciudad en la que ha vivido desde su nacimiento.

Con Vargas Llosa asistimos al hallazgo de la pintura por parte de Gaugin, a sus inicios como artista, al reconocimiento de sus colegas, a su desbordada ilusión por crear, al alejamiento de su mujer y de sus hijos, a los tiempos de miseria y pensiones de mala muerte, a su decisión de escapar de la civilización y a su búsqueda desaforada del mundo salvaje donde él espera hallar su autenticidad como hombre y la apoteosis de su creatividad.


Todos los episodios de esa biografía se van sucediendo en la novela de Vargas Llosa, intercalándose con los dedicados a una segunda protagonista, que en ningún momento conoce al pintor, pese a que él es su nieto: Flora Tristán, la mujer que quiso ser “abanderada de lar evolucion que liberaría a las mujeres de la esclavitud y a los pobres del mundo de la explotación”. Forjando una doble estructura, el escritor vincula a dos personajes de trayectoria vital muy diferente, a los que no sólo liga la sangre sino también, y sobre todo, su negativa a plegarse a las normas de un mundo al que le falta justicia y ecuanimidad.

Gaugin muere en las islas Marquesas y la noticia se transmite con desidia a Francia, donde un día la obra de Paul será reverenciada y loada. Pero el artista muere casi solo, rodeado de gatos salvajes, acaso tranquilo porque va a descansar.

¡Cuántos grandes artistas han llevado una existencia complicadísima, dolorosa, adversa! Pero, me pregunto, si su vida hubiera sido más fácil, más cómoda ¿habrían sido mejores creadores? ¿Más prolíficos? ¿O, acaso se habrían dormido en los laureles?

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Cervantes también llevó una vida difícil. EStuvo en la cárcel, estuvo preso en Argel, fue recaudador de impuestos porque necesitaba dinero para alimentar a su familia. Pero al final conoció el éxito de la primera parte de El Quijote y logró escribir la segunda parte. No sé que hubiera ocurrido si hubiera tenido menos problemas y más tiempo para escribir.

angela dijo...

Yo creo que todos Los Impresionistas han muerto en la más absoluta de las penurias... Gaogin y Pisarro fueron mis preferidos... . Un saludo de Angela. LLegué aquí por otro blog. ¡Volveré!

Sibyla dijo...

Hola Cecilia!
Es un placer haber podido descubrirte, a través del rastro que dejaste en mi blog.
Coincidimos en muchas cosas, la pintura y el amor a los libros.
Me encantan los impresionistas, he hecho post sobre Modigliani, Chagall, Frida y Diego Rivera.
Tu post sobre Paul Gaugin es fantástico, es verdad lo que dices sobre sus vidas, lo dejaron todo por ese amor obsesivo por la pintura, por la creación.
Muchas veces pienso que sin esas adversidades, o en el caso de Van Gogh su esquizofrenia, no hubieran tenido la motivación suficiente para ser geniales, para ser únicos.

Gracias por esta información, tan bien presentada.

Sabes, tuve la oportunidad de saludar a Vargas LLosa, y pedirle un autógrafo.
Es un escritor fantástico!

Un abrazo:)

Álvaro Dorian Gray dijo...

Es dificil saberlo, hay artistas de la "alta" suciedad (como dice Calamaro) que han tenido una brillante carrera, tocando varios palos del arte. Creo que todo depende del "genio" que uno tenga. Un buen ejemplo es Aute, para mí, y aunque suene plastuncio, un Miguel Angel de nuestro siglo.
Salud y gracias por la información tan completa.

Anónimo dijo...

Hoy me he encontrado con otro post que también hablaba de Gauguin. Yo no sé cómo habría sido el arte si las condiciones hubieran sido mejores, pero sospecho que el reconocimiento, la gloria y hasta el dinero, no favorecen el genio... Claro que es mejor no pasar penalidades, y a lo mejor el más talentoso de los creadores habría preferido tener una situación mucho más desahogada. Pero los lectores, los que disfrutamos de su obra, en general, egoístamente, lo agradecemos. Porque, francamente, no hay más que ver qué pedazo de porquería producen, una vez instalados en el éxito, la fama y el dinero, muchos que escribieron, pintaron, compusieron obras de arte, en tiempos de más vino y menos rosas...

Anónimo dijo...

Gran pintor. Como todas las personas con altos y bajos en su vida personal. Un beso

Unknown dijo...

Yo creo que los genios son genios porque han vivido en ambientes adversos y eso les ha hecho escribir, pintar o componer sobre ello y por tanto con una mayor carga sentimental hacia lo que hacen.
Como bien apuntáis son los ejemplos de Van Gogh, Gaugin, Cervantes, Aute o el mismísimo Sabina: cuanta más dificultad mayor es la calidad. Si existe una dictadura se harán una canciones preciosas sobre la libertad, por ejemplo.
Y el ejemplo contrario lo tenemos en los niños que salen hoy en día de programas como OT o Fama, que se lo dan todo masticadito y hay una serie de personas detrás que son los encargados de poner las letras, las coreografías... y ellos solo aportan su imagen y, a veces, su voz. ¿Os imagináis que a Gaugin le pintaran los cuadros? Inverosímil verdad?

Josep dijo...

Cecilia es un placer volver a tu blog y poder leer mas cosas tuyas.
Muchas gracias por esto y tambien por hacer comentarios en mi blog,
que si lo deseas también es el tuyo.
Si me lo permites quisiera hacer un enlace entre los dos blogs.
Un saludo.

Anónimo dijo...

velazquez era pintor de corte, vivía con elogios y prebendas y no se puede decir que se durmiera en los laureles. Goya también era pintor de corte y sus cuadros eran y son magníficos, piezas históricas y artísticas a la vez. O sea, que no sólo la miseria engendra arte de calidad.