Hay cola frente al centro de Salud. La enfermera sale,
consulta, vuelve a entrar, volverá a salir en unos minutos con la respuesta. No hay atención primaria en el
barrio.
En la plaza, a cien o doscientos metros, se están instalando
mesas y sillas para la hora del aperitivo. Frente a uno de los bares, el más
madrugador, ya hay tres mesas ocupadas por personas que desayunan.
Podemos tomarnos el café o la cerveza al aire libre pero,¡cuidado!, que no te de una faringitis o te salga un sarpullido que tu médica no
pasa consulta. ¡Paradojas de la crisis! O más bien, paradojas de Madrid.
Hoy es noticia esta ciudad y esta comunidad. Al fin pasamos
a fase 1. Sin médicos, sin enfermeros pero con terrazas disponibles. Los medios
de comunicación se despliegan por las calles para comprobar la emoción de los
paisanos. A mí que no me pregunten, que yo me atengo a lo que dicen los
sanitarios: teníamos que haber reforzado los centros de salud antes de dar el
siguiente paso. Pero ni se han reforzado, ni se han abierto al público
siquiera.
Leo comentarios peyorativos sobre Madrid en Twitter. Ya sé que
navegar mucho por esta red menoscaba la salud mental y el ánimo de quien lo
hace pero una es débil y cae en la tentación de vez en cuando.
¡Cuánta inquina contra Madrid! Como si Madrid fuera solo el
gobierno regional, el gobierno central, los poderosos de la economía y la
banca, como si los madrileños no fuéramos ciudadanos normalitos, con penas y
alegrías, ventajas e inconvenientes, esfuerzos, compensaciones y complicaciones distintas
pero equiparables o paralelas a las de quienes habitan en otros pueblos y
ciudades españolas.
Los madrileños no tenemos la culpa de que el virus se haya
ensañado en nuestra población. El continuo ir y venir de viajeros,
trabajadores, turistas, visitantes nos ha convertido en el centro de la epidemia
hispana. Pero miremos un solo dato: en los días en que se contagiaron los miles de enfermos
que empezaron a acudir a los hospitales a partir del 12 de marzo, se celebraba en
Ifema la gran feria de arte contemporáneo, ARCO, a la que acudieron 93.000
personas de diferentes países. ¿No es posible que más de una dejaran sus virus
en Madrid sin ser de Madrid?
Y sobre todo quiero decirles a los detractores, a los que nos acusan de tantos defectos y tanto protagonismo, ¡oigan, que madrileños son muchos paisanos
suyos, gentes que se han venido a vivir aquí porque buscaban trabajo, porque
quieren estudiar aquí, porque sus padres los trajeron de niños, porque sus hijos los trajeron de viejos, porque les dio la gana mudarse!
Que madrileños no somos solamente los nacidos en Madrid,
también lo son los que se empadronan aquí, vengan de donde vengan. Y no les cogemos tirria por venir de otros lugares.
Sean un poco clarividentes quienes nos denostan. Que seguro que vienen muchas
veces a Madrid de compras, de museos, de teatros, de visita a los parientes.
Si vienen sin prejuicios contra los madrileños, seguro quedisfrutaran más de su estancia.
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Museo Reina Sofía. A disposición de visitantes de toda procedencia. |
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