En una comisaría, Gabriel contempla a un chaval de quince años que ha matado a un hombre. Gabriel es líder de una banda de asesinos a sueldo y especula con la posibilidad de que el muchacho se convierte en uno de sus sicarios tras someterlo a un entrenamiento adecuado.
"Un soldado instruido de forma debida y condicionado era un arma en sí mismo. En ese proceso, lógicamente, se perdía algo bueno, quizás incluso la mejor parte del ser humano en cuestión: era la comprensión de que no existimos sólo como entidades independientes, sino que somos parte de un todo colectivo y cada muerte es una merma para ese todo y, por extensión, para nosotros mismos".
El libro del que extraigo estos dos párrafos se titula "Los hombres de la guadaña" y lo firma John Connolly. No hay que confundir a este autor, irlandés de 43 años, con Michael Connelly, estadounidense de 53 años, aunque coinciden no sólo en la similitud en el apellido y en la práctica del género negro, sino también en que ambos han estudiado y ejercido el periodismo. Sin embargo sus obras difieren en tratamiento y estilo, en la catadura de los personajes, en sus conceptos sobre la conciencia y la moralidad de los asesinos.
Connolly dibuja perfiles escabrosos: los protagonistas de los crímenes que se cometen son seres malignos, no porque hayan sido condicionados por las circunstancias, por una infancia dolorosa o un trauma reciente, al asesinato y a la tortura, sino porque llevan en los genes la capacidad de inflingir daño y segar vidas sin que su estabilidad emocional se altere.
En las primeras novelas de Connolly, la acción discurre con la precipitación de una película, las escenas sangrientas son escabrosas y repugnantes, las agresiones y las muertes son múltiples, y el poder de los asesinos resulta excesivo tanto por la capacidad de éstos overse de un lado a otro a velocidad de vértigo, como por su talento para hallar a sus víctimas y sacrificarlas sin que nada o nadie interfiera en la tragedia.
El protagonista de las novelas de Connolly es Charlie Parker, un policía que ahora actúa como detective privado, y que arrastra consigo el enorme trauma de haber visto muertas de una forma terrible a su mujer y a su hijita de tres años. El crimen se comete en las primeras páginas de "Todo lo que muere". Parker, hijo de un policía que perdió la cabeza, mató a dos chicos y se suicidó en su casa, trata de vivir sobreponiéndose a la pérdida de su familia con el objetivo fundamental de encontrar al asesino que se conoce como El Viajante.
"Los hombres de la guadaña" es la penúltima novela que se ha publicado de Connolly en castellano. En sus páginas, Parker adopta un papel secundario, dejando el protagonismo a su amigo Louis, el chico negro de la cárcel al que Gabriel quiere adiestrar para convertirlo en una máquina de matar. Louis y su amante, Angel, han ayudado a Parker en algunos casos y ahora son ellos los que necesitan su apoyo.
Con Louis de protagonista, Connolly reflexiona sobre la maldad y la capacidad de asesinar del ser humano y, de paso, nos hace reflexionar a los lectores.
¿Somos como somos porque nacemos predeterminados o son las circunstancias las que condicionan nuestro comportamiento, nuestras virtudes y nuestros vicios? ¿Nacemos bondadosos o perversos, tolerantes o intransiguentes, pacíficos o revoltosos? ¿O nos va moldeando el carácter y las inclinaciones el ambiente, la educación, la familia, el entorno social, los traumas que padecemos, la influencia de los amigos?
Los genes determinan nuestros rasgos físicos, de eso no hay duda. Pero ¿determinan también nuestras tendencias psiquicas y sociales? Psicólogos y sociólogos debatirían muchas horas sobre estos temas. Cualquier persona podría aportar ejemplos cercanos, casos prácticos con los que ilustrar su propia teoría. Unos dirán que nacemos con unas cualidades y carentes de otras, otros aportarán una frase lapidaria sobre la fuerza del destino, más potente que la voluntad humana. Y otros apostarán por una combinación entre la genética y las circunstancias, o sea, que nacemos con las semillas de ciertos talentos, destrezas y comportamientos que pueden florecer si las cultivamos o desaparecer si nada o nadie provoca su desarrollo.
Para quienes quieran saber más de autor y novelas, os recomiendo La Bitacora del Tigre, el blog de un profesor de Navarra que se lee con gusto y facilidad.
10 comentarios:
Hace un tiempo pensaba sobre la validez de establecer algún principio determinista que justificara o explicara las atrocidades que podemos llegar a cometer. Como bien muestra tu texto, la literatura tendría algo que decir. Gracias por la propuesta, Cecilia.
Saludos.
CECI, tus críticas literarias son siempre una joya aunque no creo que a mi me gustaría ese género tan gore... Besotes, M.
Te agradezco todas estas recomendaciones. Ahora voy a tener unos días libres y quiero ponerme las botas leyendo, ¡que ando con un monazo!!
Me ha gustado mucho esta entrada, sabes meternos y crear el deseo de coger la lectura recomendada.
besicos muchos.
Me cuesta entrar en lo más truculento del género negro, pero en algunos casos es muy interesante. Desconocía el autor y el blog que propones. Un abrazo.
Si, de vez en cuando sigo las andanzas de Charlie Parker, aún no siendo de mis inspectores preferidos.
De todas formas, gracias por la recomendación.
Un beso
De nuevo con vosotros, amigos y amigas. Un abrazo.
Cecilia, no sabía que eras madrileña, ciudad que adoro absolutamente. Y por supuesto, cuando vaya haré un aviso general. Lo mismo digo de cuando vengas a Barcelona, apúntalo, va en serio.
gracia spor la recomendación, le seguiré
salduos y salud
Un tema apasionante, Cecilia. Pienso que los aspectos psíquicos de casa uno quedan determiando culturalmente, nunca genéticamente. Pero el debate sigue, no hay nada concluído.
Buen Domingo!!
Cada momento tiene su libro y cada persona tiene su forma de leer, de entender el mismo libro, incluso el punto de vista es lo más interesante cuando dos personas coinciden en el mismo y lo comentan.
De momento me fío de tu opinión, ya que si has comentado un libro que me he leído o me decidido en comprar uno porque lo has comentado y me ha llamado la atención, solemos coincidir en gustos y en opiniones.
Por lo que de momento no podría leerme este libro, ahora tengo que leer cosas más suaves, ya que siento limitadas mis emociones que están por encima de mi raciocinio, eso de ser madre te vuelve tonteta (por un tiempo dicen...):).
didi.
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