sábado, 4 de abril de 2009

El teatro de Bartoli

Por esa calle que viene de la Puerta del Sol, bajaba antaño un arroyuelo, que desaguaba en un barranco, me dice el viejo Bartoli cuando me asomo a uno de los balcones del edificio del Teatro Real, que hoy he venido a visitar. El barranco estaba ahí, donde la calle del Arenal se junta con la plaza. Más acá estaban los pilones donde las mujeres lavaban sus ropas. El agua de sus caños no era la del arroyo, sino que procedía del subsuelo de la Plaza Mayor.

Cuando llegué con mi compañía a la plaza de los Caños del Peral, en 1708, la nave de los lavaderos se hallaba en desuso y los munícipes me permitieron instalar bajo sus techos el escenario de mi teatro, continúa narrando Francesco Bartoli, mientras mis ojos sobrevuelan las cabezas de los peatones que a la hora cenital de la mañana transitan por la soleada plazoleta que se ve desde el balcón.
El Corral de Trufaldini funcionó durante treinta años y ligó el destino de este rincón madrileño con el arte escénico en los siglos venideros.Cuando murió Bartoli, el consistorio recuperó el solar de los lavaderos y en él construyó el Teatro de los Caños del Peral (1738), cuyas paredes llegaron al siglo XIX hechas una ruina. Así pues, se procedió al derribo del inmueble para levantar en su lugar, en tiempos de Isabel II, un lujoso teatro de la Ópera. La reina lo estrenó en 1850, asistiendo a una representación de La Favorita, de Gaetano Donizetti.

A pesar de los incendios, las grietas, las inundaciones, las amenazas de derribo y los largos periodos de obras y reformas que ha sufrido, el coliseo está a punto de cumplir los 158 años de existencia.Trescientos años llevamos ya subidos al escenario, me dice Bartoli, el viejo cómico italiano, cuyo espíritu guía a los visitantes por los salones del Teatro esta mañana.

Trescientos años de arte, de música y de cultura, susurra con un acento de orgullo, sin importarle que su nombre sea desconocido por la mayoría de los madrileños que contemplan el edificio y de los melómanos que asisten a los conciertos que en su seno se celebran.

23 comentarios:

Anónimo dijo...

A disfrutar!!
Besos

Merche Pallarés dijo...

¡Trescientos años de historia! Se dice pronto... Besotes, M.

Martine dijo...

De tu mano da gusto descubrir tantos lugares cargados de historia, de Arte, de Cultura en suma...
Gracias por hacernos de Cicerone, Cecilia...
Un beso y feliz Finde!

Isabel dijo...

Da gusto instruirse con la soltura y la amenidad que tu nos regalas.
Un beso

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Ojalá sean muchos más y que los disfruteis todos los que ocasión tengais.
Besicos muchos, madrileña!!!

mreina dijo...

¡que bien cuentas las cosas¡
Me he encantado
Saludos

Marcelo dijo...

Qué buena entrada Cecilia! Y me encanta que andemos por los mismos caminos teatrales. Gracias por los daros del Colón, muchos los desconocía. La remanida "magia del teatro" existe, sin lugar a dudas. Cada obra, cada acto, su constructor, su dueño, todos siguen dando vueltas por su escenarios...no tengo dudas de eso.
Gracias también por acercarme esta bella historia.

Abuela Ciber dijo...

Es hermoso pasear contigo.

Cariños y buena semana!!!!!!!!!

m.eugènia creus-piqué dijo...

Buen domingo Cecilia y un abrazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Qué maravilla de texto. Como estudioso del teatro del XVIII y XIX, lo he disfrutado. Imaginar cómo era el Madrid de entonces y su vida...

Francisco Posse dijo...

Cuando conoces las historias de estos lugares por los que pasas miles de veces, se ven de otra manera. En Madrid hay historias cada diez metros. A mí me encanta, intento imaginarlos como eran hace siglos.

Gracias por la historia.

Un saludo

Anónimo dijo...

que buenos los paseitos que nos das...
besitos y buen comienzo de semana
muaa

Barajas, distrito BIC dijo...

Precioso escrito, como siempre!!

Espero que paese una buena semana santa!! (y que comas muchas torrijas)

angela dijo...

Cecilia, gracias por ayudarnos a conocer un poquito tu ciudad esa que admiramos tanto los que no vivimos en ella y lo hacemos por la historia que encierra cada rincón y lo que simboliza para nosotros. Hace tiempo que no voy y ya tengo ganas de volver... ¡Cuántas historias se habrán forjado entre esas paredes!...Que tengas una buena semana y que disfrutes de estos días que se avecinan . Un abrazo

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

He estado dos dias fuera y acabo de llegar.

Solo para mandarte un abrazo!

Manu Espada dijo...

Bonito paseo el que nos propones, ayer me di un gran paseo por Madrid que fue una delicia.

MFe dijo...

Me ha encantado este paseo.

Un beso.

fernando dijo...

Me ha gustado mucho la historia de unos rincones más carismáticos de la bella Madrid. Un beso.

begoyrafa dijo...

Con las entradas de la etiqueta Madrid estoy confeccionando una guía turística alternativa de Madrid que me servirá para mi próxima vista.
Un abrazo
Rafa

Álvaro Dorian Gray dijo...

Hace dos semanas estuve visitando el Teatro Real por dentro. Es recomendable 100%. Lo enseñan los amigos de la ópera (más información en la páginadel teatro) y merece la pena.
Saludos y salud

Laura dijo...

Precisamente por allí estuve cenando la última vez que visité tu ciudad, Cecilia. Nos encanta esa zona para pasear, para pararnos un rato a tomar un helado de la heladería italiana de la calle Arenal (Cupido o algo así).
Ahora hay muchas obras en esa zona, pero conserva su particular encanto pasearla en busca de Sol, viniendo en el ramal desde Príncipe Pío, para acercarse a la Plaza de Oriente y asomarse a lo que parece el fin de la ciudad en pleno centro de la misma (Campo del Moro y Casa de Campo al fondo).
Un saludo

Raquel dijo...

Quiero ir al teatro. No he estado ahí desde que lo renovaron. Hace ya 25 años? Más?

Eastriver dijo...

No he visitado el Real pero como está hermanado con nuestro Liceu tendré que hacerlo pronto. Mi hermano sí lo visitó, y me habló con gusto de las salas, sobre todo de las salas donde la burguesía y la aristocracia se exhibían.

Me acuerdo todavía cuando lo reinauguraron, hace unos años. Cuando lo abrieron como Opera House. Y yo me alegré muchísimo porque era imperdonable que una ciudad como Madrid no tuviera un Opera House.