Jonshy y Sue son dos jóvenes pintoras que viven en un pequeño piso de Greenwich Village. Estamos en Nueva York a principios del siglo XX. Una epidemia de neumonía se filtra por las ventanas de los apartamentos baratos y se apodera de los cuerpos más débiles, de los organismos sin defensas, de los más expuestos al hambre y al frío. Jonshy contrae la enfermedad y se deja llevar hacia la muerte.
Las recetas del médico quedan sin efecto a causa de la pasividad de la joven pintora. Sue trata de animarla, pero no tiene éxito. Jonshy mira por la ventana y anuncia que morirá cuando caiga la última hoja de la enredadera que cubre la pared del edificio que se ve desde su lecho. Sue, alarmada, le confía su pena al viejo Beherman, su vecino del piso de abajo, un pintor borrachín y fracasado, que todavía no ha conseguido plasmar en un lienzo su obra maestra, la que le redimirá de la pobreza y el anonimato.
Sue consigue que Jonshy duerma unas horas y que sus ojos se desprendan de la enredadera. Cuando despierta, todavía queda una hoja sobre la pared del edificio cercano. Pasan las horas, y la hoja no se desprende. Jonshy empieza a recobrar fuerzas. Acepta tomar una sopa, peinarse, incorporarse sobre su lecho.
El viejo Beherman, mientras tanto, es trasladado a un hospital donde muere en dos días. En su casa se hallan sus instrumentos de pintor y una escalera que ha usado recientemente. La hoja de la enredadera sigue colgando, inmóvil, sobre la pared vecina. Sue comprende que la hoja que no ha caído no es real. Es la obra maestra del viejo pintor que ha fallecido para darle a Sue la vida.
Este cuento, bello y entrañable, está firmado por un autor que firma O´Henry. Encontré el libro "Cuentos de Nueva York" en la biblioteca pública a la que acudo de cuando en cuando, en unas repisas dedicadas a relato breve. Indagué sobre el autor y me enteré de que en realidad se llamaba William Sydney Porter. Nació en Carolina del norte en 1862 y su vida estuvo llena de avatares que, tal vez, influyeron en la esencia de su obra.
Si os apetece, encontrareis más cuentos en esta página.
Fotos LIFE.
Wall Street en 1886, por George B. Brainerd
Union Square en 1889, por Wallace G. Levison
Las recetas del médico quedan sin efecto a causa de la pasividad de la joven pintora. Sue trata de animarla, pero no tiene éxito. Jonshy mira por la ventana y anuncia que morirá cuando caiga la última hoja de la enredadera que cubre la pared del edificio que se ve desde su lecho. Sue, alarmada, le confía su pena al viejo Beherman, su vecino del piso de abajo, un pintor borrachín y fracasado, que todavía no ha conseguido plasmar en un lienzo su obra maestra, la que le redimirá de la pobreza y el anonimato.
Sue consigue que Jonshy duerma unas horas y que sus ojos se desprendan de la enredadera. Cuando despierta, todavía queda una hoja sobre la pared del edificio cercano. Pasan las horas, y la hoja no se desprende. Jonshy empieza a recobrar fuerzas. Acepta tomar una sopa, peinarse, incorporarse sobre su lecho.
El viejo Beherman, mientras tanto, es trasladado a un hospital donde muere en dos días. En su casa se hallan sus instrumentos de pintor y una escalera que ha usado recientemente. La hoja de la enredadera sigue colgando, inmóvil, sobre la pared vecina. Sue comprende que la hoja que no ha caído no es real. Es la obra maestra del viejo pintor que ha fallecido para darle a Sue la vida.
Este cuento, bello y entrañable, está firmado por un autor que firma O´Henry. Encontré el libro "Cuentos de Nueva York" en la biblioteca pública a la que acudo de cuando en cuando, en unas repisas dedicadas a relato breve. Indagué sobre el autor y me enteré de que en realidad se llamaba William Sydney Porter. Nació en Carolina del norte en 1862 y su vida estuvo llena de avatares que, tal vez, influyeron en la esencia de su obra.
Si os apetece, encontrareis más cuentos en esta página.
Fotos LIFE.
Wall Street en 1886, por George B. Brainerd
Union Square en 1889, por Wallace G. Levison
12 comentarios:
Un cuento precioso, Cecilia, cómo la mayoría de las historias de O Henry.
Me ha gustado el cuento, no conocía a O'Henry, las historias cortas me gustan bastante.
Agradable es cuando nos sorprenden estos pequeños, y a la vez, grandes hallazgos. El relato es cautivador. Gracias, Cecilia. Un beso.
Qué aventura es visitar con los ojos abiertos las bibliotecas.
¡Qué bonito!
No conocía a este autor. Precioso.
Feliz Año Cecilia.
Un beso y un abrazo.
Que bonito cuento, me ha encantado.
Un beso
Muy buen post. No conocia a O Henry.
Besos...!
Qué cuento tan bonito, muchas gracias Cecilia. Cuántas cosas se pueden contar en pocas palabras.
Un beso.
Anotaré el título, que luego los veo en las librerías y no recuerdo de qué me suenan.
Gracias por la recomendación.
Un saludo
Gracias por el hallazgo. No conocía al señor que se esconde bajo el nombre de O'Henry,... como muchas otras veces tras la visita a esta casa con balcón salgo con un preciado regalo en forma de recomendación.
El cuento es precioso.
Feliz año nuevo Cecilia.
Es precioso, Cecilia.
Felices Reyes Magos.
He colgado en mi blog una entrevista con tres escritoras espanolas, si tenéis un ratito, os agradecería las leyeseis.
Besos, gracias!
bonito cuento, volveré por ese enlace que nos muestras.
Feliz año 2010 Cecilia.
Besicos muchos.
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