Los personajes de Paul Auster, un escritor por el que siento especial interés, deambulan por las calles de Manhattan durante el día, hacen sus compras, se encuentran o se pierden, se paran a tomar café... Y luego regresan a Brooklyn atravesando el famoso puente que todos los turistas se empeñan en cruzar cuando visitan la ciudad.
Brooklyn, el distrito más poblado de los cinco que componen Nueva York, está situado en Long Island al sur de Queens. Su conexión con Manhattan, a través del puente construido en 1883, fomentó el asentamiento en sus barrios de muchos neoyorquinos, entre los que se contaban artistas e intelecutales de la talla de Auster.
Brooklyn se convierte se convierte en las novelas de Auster en un espacio mítico donde los pequeños acontecimientos de la vida cotidiana cobran una transcendencia que merece ser transformada en literatura.
A Nueva York me llevé en la maleta un libro de 2003 que no había leído todavía: La noche del oráculo. El protagonista es un novelista de limitada relevancia que acaba de sobrevivir a una enfermedad que le ha tenido largo tiempo hospitalizado y le ha impedido cumplir con su profesión durante unos meses. Syd Orr sale una mañana de casa, se compra un cuaderno portugués de tapas azules en la papelería regentada por un chino servicial, y comienza a escribir una historia que adquiere para el lector tanta importancia como los sucesos que afectan al protagonista de la novela.
A Paul Auster le gusta insertar historias secundarias dentro de la historia principal, rizando el rizo cuando el personaje de la trama paralela se pone, a su vez, a leer un libro que también es inventado por el escritor. Pero esa multiplicación no supone un estorbo para la comprensión del argumento ni para la identificación del lector con el personaje principal.
A Paul Auster le gusta insertar historias secundarias dentro de la historia principal, rizando el rizo cuando el personaje de la trama paralela se pone, a su vez, a leer un libro que también es inventado por el escritor. Pero esa multiplicación no supone un estorbo para la comprensión del argumento ni para la identificación del lector con el personaje principal.
Syd pasea por el Manhattan trepidante, de tráfico denso y ruido constante, por el que yo pasé hace pocos días. Quizás entra a comprar algo de comida para llevarse a casa a una de esas muchas tiendas de comestibles, como la que se ve en esta foto. Tiendas con aspecto de colmado, que permanecen abiertas hasta altas horas de la noche.
Esta Grocery está situada en la esquina de la calle 107 con la avenida de Manhattan.
Por cierto, el libro no me defraudó. Auster es un maestro.
27 comentarios:
Qué gozada de viaje te estás pegando, ¿no? menuda envidia. Me encanta Nueva York (y Auster, claro).
Ahora es cuando me voy a llevar una pedrá de premio para casa. Yo nunca he leído a Auster. El caso es que no sé porqué, bueno si lo se. Es que cuando mucha gente pone muy bien algo, me agobio pensando que a mi me ma a defraudar (es lo que me pasa con las películas). En fin, seré buena y me cultivaré un poco más. Prometo leer a Auster.
Por cierto, la foto del puente te queda muy bien, y la del colmao también. podías montar un pequeño album de fotos y colgarlo en el blog ¿no?.
Besos cariñosos
encantada estoy de leerte contándonos cada detalle de tu fantástico viaje, me gustó el palacio de la luna, ese viaje de marco...a veces me he preguntado si narra las historias o son las historias las que lo van arrastrando a él jeje, la noche del oráculo me lo apunto también. Besos
"Brooklyn es un lugar que tiene una atmósfera muy especial. Hay en este barrio algo misterioso que se te mete por debajo de la piel y se queda ahí. Brooklyn es un inventario del universo y tiene la peculiaridad de que mientras que en todas partes las diferencias étnicas y religiosas son una fuente potencial de conflictos, aquí se convive en armonía. Yo me vine a vivir por razones prácticas, porque los alquileres eran más baratos y llevo 19 años aquí. Cuando me casé con Siri, ella dejó Manhattan para venirse a Brooklyn, y cuando decidimos comprarnos una casa le dije que no tenía por qué ser aquí, y ella, que había venido un poco a regañadientes, dijo que no, que no quería irse de Brooklyn."
Palabra de Auster en una entrevista en El País del año pasado.
Sigues dándome mucha envidia y cada vez es menos sana.
Un abrazo
Rafa
Sigo tu viaje con mucho interes.
Un beso, Cecilia
Auster me lo recomendaron hace unos años y lo sreyes em trajeron su trilogía de New York. Unos libros desconcertantes, que en determinados momentos hace girar la historiay darle una vuelta de tuerca. Me gustó, y leerle en New York... debe ser increible.
Saludos y salud
Cecilia,qué placer ha sido ponerme al día en tus últimos posts;describes la ciudad,sus gentes,sus sonidos,aromas,colores...
La vida cotidiana de los neoyorquinos aparece reflejada en las páginas de este "libro de viajes" al que me acerco curiosa e interesada...
Es todo un placer leerte,de verdad.Gracias por mostrarnos tus impresiones de manera tan detallada,amiga.Un fuerte abrazo.
Seguir los pasos de un autor por sus libros, por sus calles... Debe de ser muy emocionante y así nos lo transmites, Cecilia...Nuestra mejor Guía.
Un beso.
ese puente.. no lo pudimos atravesar caminando... pero si en minibus con la excursión de contrastes :) por la que pasamos por los 4 barrios principales, menuda salida :)
Brooklyn, el barrio judio por excelencia en los años cincuenta, luego italiano, luego vete-tu-a-saber-qué, pero un barrio mítico de New York. Besotes navideños, M.
Me pareció ver la imagen de Auster recorriendo las calles de un Brooklyn inspirador para él y ahora para ti, Cecilia. Luego, como salido de entre la multitud, la figura de Sydney Orr recorriendo un Manhattan recreado bajo tu mirada.
Hermosa foto del almacén. Un beso, Cecilia.
No he leido nada de Paul Auster, así que con lo bien que lo pintas y decorado con tus letras y su propio ambiente, tendré que buscarlo para disfrutarlo igual que tú has hecho.
Se ve que el viaje lo has disfrutado.
Besicos.
Pasear por Nueva York con Auster bajo el brazo debe ser caminar con la certeza de que a esos personajes ya los conocemos.
Que buen viaje hiciste,me gustan muchissimo tus fotos son geniales,anotaré el libro como todos los que recomiendas,un día los leeré a todos,me gustó leerte Cecilia!que tengas un muy buen día!
Descubrí a Paul Auster de casualidad con su novela "Brooklyn Follies" y desde entonces he leído prácticamente toda su obra,ahora estoy con su última novela "Un hombre en la oscuridad",a mí me gusta mucho.
Se va muy bien de la mano contigo por la ciudad de Nueva York.Un abrazo
Hay otro hijo de Brooklyn, un poco más oscuro...Henry Miller. Igual, me resulta imperdonable no haber leido a Auster con lo que amo NY.
Un beso
Las fotografias de tu viaje parecen sacadas de alguna pelicula de las muchas q habremos visto de la ciudad de NY.
Muakk
Magnífica idea esa de visitar una ciudad con un libro que la explica bajo el brazo. Ayuda a descifrar los mensajes que la ciudad nos transmite a cada paso, y en ese sentido las sugerencias y las insinuaciones de Auster son especialmente atractivas. Debes escribir un diario de tu viaje a NY. Estoy convencido de que sería un éxito. Te esperan en la próxima feria del libro. No falles
Mira ella, paseando por las calles de N.Y. del brazo de Auster. Si es que...
Besos
Conozco muy poquito de Auster, pero me pondré al día, que ya sabes que soy muy obediente y hago caso a todo lo que recomiendas...
¿Sabes? Leyendo tus posts neoyorkinos me acuerdo del único viaje que he hecho yo a la gran manzana... uno de la mano de Martín-Gaite, con Caperucita en Manhattan. Éstas navidades se lo voy a regalar a mi sobrina...
Esa última foto, me recuerda al "delicatessen" de "Smoke"... Besotes navideños, M.
Siempre me gustó Auster!
Una de sus frases:
"A los escritores nos gusta estar solos si no no podríamos serlo, vivimos al margen de la sociedad"
Y es cierto, ellos (por lo menos, mientras están creando y escribiendo el libro) viven absortos en "su mundo"...
Me encantan los recorridos que nos haces por New York!
Besitos:)
Recuerdas la Iglesia Electrónica del hermano Marcelo? Mañana vuelve...
¡Aaay qué envidia! Y lo mucho que me reprocho no haber visitado Nueva York mientras viví en Chicago (y, no me apetecía y no sé porqué).
Pero qué bueno que estás relatando tus aventuras neoyorkinas donde, además de Auster, llevas contigo nuestras miradas.
A ti Ceci, sí que te viene bien lo de "Merry Christmas and a Happy New York"
Besos
Me gusta bastante Paul Auster. Curioso este post con la conexión con él.
Un abrazo
Cecilia, gracias por recordarnos tu estupendo viaje, por tus magníficas fotos y por contarnos minuciosamente lo que más te ha llamado la atención.Un bs.Angela
Buscaré un libro de Auster.
Gracias por dejar esas fotos.
Un beso y feliz año nuevo.
Publicar un comentario